La experiencia en las proseciones de Semana Santa en este país merecen otro post. Es una experiencia única. En la ilustración pueden ver como estas personas preparan las calles para esta actividad sagrada. Las alfombras pueden ser de aserrín, flores o frutas y constituyen una de las características más importantes de las celebraciones de la Semana Santa guatemalteca. Elaborar una alfombra significa para los creyentes agradecer un favor, un milagro y se convierte en obligación personal del individuo hacia la imagen a que venera, que son, en Guatemala, los Cristos Yacentes, los Nazarenos y las advocaciones de la Virgen de Soledad y de todos los Dolores. Estas alfombras pueden llegar a medir hasta 100 metros de largo y son elaboradas con figuras de muchos colores donde se mezclan símbolos religiosos, mundanos e indígenas. Todos los miembros de la familia, incluso los niños, participan en su confección, que puede durar hasta 12 horas de trabajo continuo, en dependencia del grado de complejidad. Hacer la más bella de las alfombras es una aspiración de los vecinos de cada cuadra, que todos los años ponen su empeño en una obra destinada a desaparecer tras el paso de las procesiones y por eso forma parte del denominado arte popular efímero. Las calles están repletas de personajes bíblicos de todas las edades. La vista y respiración se dificultaba por la cantidad de incienso que muchos lanzaban. Toser o quejarse sería una falta de respeto al pueblo cristiano porque este incienso es para limpiar las almas.
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