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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Despertando mis sentidos


Mi primer viaje hace muchos años atrás fue a la República Dominicana. Recuerdo que tenía yo una compañera de trabajo que me contaba de los viajes que realizaba y me advertía que una vez viajara, no pararía, quizás era psíquica porque así fue. Mi primera experiencia fue en Juan Dolio, al sur de la República Dominicana. Nos hospedamos en un mega hotel Coral Costa Caribe. Como muchos hoteles en la República este era “all inclusive” una maravilla si viajas con poco presupuesto. Este hotel como la mayoría de los hoteles de esta isla tiene varios restaurantes, una variedad de facilidades como piscinas, discoteca y salón de actividades donde presentan elaborados espectáculos. Son complejos enormes y lo que es mejor tienen una programación muy completa para el disfrute de toda la familia. En las mañanas tomábamos aeróbicos o acu aeróbicos, el día transcurría entre risas y actividades acuáticas y en las noches luego de una elegante cena había un show estilo Las Vegas donde en más de una ocasión el público formaba parte del libreto. Luego los mayorcitos iban a descansar mientras los más jóvenes nos divertíamos en la discoteca o el casino. Por un módico precio visitamos la ciudad y conocimos un poco de la historia de la isla. Me gustó mucho el paseo porque tiene muchos lugares parecidos a nuestro hermoso Puerto Rico, como lo son algunas de sus murallas y su malecón. Una anécdota jocosa y peculiar (sin ánimos de ofender) es que al escuchar más de un guía podías encontrar variedad de versiones de la historia del país, pero la intención era la mejor y solo es motivada por el amor patrio. Y claro, no podía faltar la compra de los suvenirs que bien podías adquirirlos en el Mercado Modelo. Las guaguas públicas son las que se usan en Puerto Rico para guaguas escolares pero se distinguen por tener muchos colores alegres y personas saliendo por todas las ventanas y puertas, pues no tienen capacidad máxima estipulada, son como las mejores ofertas de teléfonos...ilimitadas. Los dominicanos no se limitan como nosotros,  en una moto pueden llevar de 1 a 5 personas fácilmente, entiendo que son muy balanceados nuestros vecinos ya que estos viajes en motoconcho son casi una hazaña difícil de imitar. En otro de mis viajes conocí Cabaret, una ciudad más al norte con muy bellas playas y donde comimos el original Mangú. Aún debemos regresar pues nos enamoramos tanto del hotel y sus playas que no conocimos Altos de Chavón, los 3 ojos entre otras de las bellezas que nos ofrece ese destino. Pero siempre digo que donde vamos debemos dejar buenas escusas para regresar.

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